lunes, 20 de octubre de 2014

A 38 AÑOS DE LA MUERTE DE MARIO ABEL AMAYA, SU EJEMPLO DE MILITANCIA Y LUCHA AUN PERSISTE!!! NO NOS HAN VENCIDO.

 SOMOS LA VIDA,SOMOS LA PAZ!!

El relato oficial y sus ideologos, pretenden instalar que la defensa de los derechos humanos empieza y se reivindica a partir del 2003,arrogándose así la representatividad en una batalla cultural , que asi denominan, con atisbo de épica y con demasiadas puestas en escena.Muchos dirigentes kirchneristas y que profundizan este relato, carecen de antecedentes, precisamente, en la lucha por los derechos humanos, por lo que usan el perverso argumento del «ninguneo» hacia  todos aquéllos que si pueden exhibir su lucha por los derechos humanos, cuando ello implicaba el riesgo cierto de sufrir torturas, prisión y hasta pérdida de la vida en manos de la dictadura militar.
Es hora que se sepa y se valore, que haya verdadera memoria y Justicia, que durante los aciagos períodos de gobiernos de facto hubo quienes fueron solidarios y defendieron a las víctimas de los atropellos y excesos de los autoritarismos de turno y, valga la aclaración, sin que ello implicara identificación con sus ideologías.
Precisamente el 19 de Octubre del año 1976 moría en el hospital de la cárcel de Villa Devoto el abogado Mario Abel Amaya que había sido secuestrado en su casa de la ciudad de Viedma el 29 de agosto permaneciendo en calidad de desaparecido hasta el 31 de ese mismo mes, fecha en que fue trasladado atado, amordazado y encapuchado en automóvil y tirado en una zanja junto con el Dr. Hipólito Solari Yrigoyen cerca de Viedma donde de inmediato fueron recogidos y detenidos por la Policía que difundió la versión de un supuesto enfrentamiento con subversivos que llevaban prisioneros a Amaya y Solari Yrigoyen.
Lo cierto y concreto que fue, como salir del fuego y caer en las brasas, porque quedo detenido bajo un régimen de máxima peligrosidad y después de un periplo por varios institutos carcelarios recalar en la de Rawson el 11 de septiembre donde fue sometido junto con los demás detenidos, a cruentos castigos y torturas que no fueron resistidas por Amaya que era asmático (se le suprimió el inhalador y los remedios) por lo que en estado ya de coma, fue trasladado al Hospital de la cárcel de Villa Devoto donde murió el 19 de octubre a los 41 años.
Amaya fue velado en Buenos Aires, en el barrio de Mataderos, porque la dictadura no permitió que se lo hiciera en la Casa Radical ni en otro lugar del centro de la ciudad. Después fue trasladado y enterrado en medio de un clima represivo, en Trelew, donde lo despidieron Raúl Alfonsín y Carlos Fonte, su colega en la Cámara de Diputados. 
Su madre, más tarde, se fue a vivir a Luján, provincia de San Luis, donde residía su familia y temiendo una profanación de los restos de su hijo, los llevó al cementerio de esa localidad, donde descansan, ahora también junto a ella.
Su vida, su lucha 
¿Por qué este calvario? ¿Quién era y que había hecho en su vida?. Como abogado y militante de un partido democrático (UCR) se orientó a asesorar trabajadores y sindicatos. A comienzos de la década de 1970 comienza a defender a presos políticos detenidos en la cárcel de Rawson, destacándose entre ellos el dirigente sindical Agustín Tosco. En 1972 se produjo una fuga de presos políticos de las organizaciones guerrilleras.
En el año 1973 fue elegido diputado nacional por su provincia (Chubut) que ejerció hasta el golpe militar de marzo de 1976 ocurriendo después los aciagos hechos relatados anteriormente que culminaron con su deceso.
En momentos que estos advenedizos políticos contemporáneos, en un escenario de jolgorio civil, proclaman méritos propios descalificando groseramente a quienes como el doctor Amaya pagaron con su vida la lucha por los derechos humanos, se hace necesario poner sobre el tapete que el proceso de liberación y dignificación del hombre, no tiene dueños ni admite especulaciones de aprovechamiento electoral ni competencias de vanidades personales o de grupos, por cuanto tiene esencial carácter universal y se extiende en el tiempo sin fin del progreso de la humanidad.
Si realmente queremos hacer un aporte en ese largo devenir de reivindicación de derechos, empecemos por respetar la historia, venerando y reconociendo a quienes nos precedieron sin otra pretensión que ser sus continuadores y pasar la posta a las generaciones futuras.
Alfonsín finalizaba su discurso en el sepelio de Amaya diciendo:»Ruego a Dios que haga que el alma de Mario Abel Amaya descanse en paz. Ruego a Dios que permita sacarnos cuanto antes de esta pesadilla, de esta sangre, de este dolor, de esta muerte, para que se abran los cielos de nuevo; que en algún momento podamos venir todos juntos a esta tumba con aquellos recuerdos agridulces y recordar el esfuerzo del amigo y poder decirle que se realizó, que dio por fin sus frutos.».
LOS RADICALES QUE ADMIRAMOS TU EJEMPLO DE LUCHA, SACRIFICIO Y MILITANCIA...TE RENDIMOS HOMENAJE!!!